Somos más que los kilos de la báscula

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 Todos hablan de quererte como eres, que ames tu cuerpo, pero nadie te cuenta del proceso que lleva todo eso, el verte en un espejo y no cumplir tus propias expectativas duele, el ver anuncios en televisión donde hay mujeres con cuerpos perfectos y son hermosas te hace querer ser ellas y llegas a lastimarte a ti misma solo por querer ser socialmente aceptada.

 Desde que era niña he sido muy delgada, extremadamente delgada, le preguntaban a mi mamá que, si me daba de comer porque parecía desnutrida, otras personas le decían que su hija era muy bonita por estar flaca, era muy pequeña para darme cuenta que todos los comentarios “buenos” y malos me iban a afectar en un futuro.

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 Entrando a la adolescencia pesaba 27 kilos y mi cuerpo no se desarrollaba como el de mis compañeras, los comentarios sobre mi físico eran más lastimosos al punto de jamás querer usar mi falda escolar; piernas de pollo, escoba, tablón y fea, era lo que escuché referente a mi cuerpo durante toda mi adolescencia. Era horrible el escuchar a los profesores ponerme de ejemplo cuando se hablaban de temas sobre trastornos alimenticios, asumían que por mi peso padecía bulimia y anorexia, o quizás sí, siempre he comido mucho, de todo, porque creía que si comía de más podría dejar de estar flaca, pero no, el comer en exceso también es un trastorno alimenticio, pero yo no me daba cuenta porque jamás vomitaba la comida ni usaba laxantes, solo en ocasiones me sentía mal por comer tanto que dejaba de comer días o comía muy poco por la frustración de ver que jamás subían los kilos de la báscula, seguía mirando lo mismo en el espejo, seguía queriendo el cuerpo de alguien más porque ella sí era bonita y yo no.

El proceso de quererse y de aceptarse es difícil, el que te de igual los comentarios de la gente referente a tu físico no se ignora de un día para otro, más cuando lo tienes en tu familia, en tus amigos o incluso en tus primeras relaciones sentimentales y es más difícil de superar cuando desde niña te han llenado la cabeza con comentarios sobre tu cuerpo y tu aspecto, quizás por eso odié que me dijeran flaca, porque para mí esa palabra no es sinónimo de estar bonita, es más un “te ves fea o estás fea”.

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 Con el paso de los años, con terapias, con nutriólogos que me han explicado que mi cuerpo no está mal, he aprendido que soy más que kilos en la báscula, que en el mundo hay varios tipos de cuerpos y todos son reales y todos tienen que ser aceptados, no vale más uno que otro, y no sabemos por lo que está pasando esa persona “flaca” o esa persona “gorda”, el mundo está demasiado mal como para que sigamos opinando sobre el aspecto del otro. Debemos dejar de educar a los niños con base a estereotipos, se debe reconsiderar que es un cuerpo bonito, porque sí, nosotros mismos debemos de querernos y de aceptarnos tal cual somos, pero no hagamos más difícil este proceso para los demás, somos más que el peso que tenemos.

 

Iskra Hernández