Abrazos de mamá en la marcha LGBT+

 Esta es mi experiencia como mujer de 50 años, cisgénero y heterosexual en la “Marcha por el Orgullo y la Dignidad de las personas LGBT+” en León, Guanajuato el pasado 18 de junio del 2022.

 Inició en el parque Hidalgo a donde llegué con Criss, compañere y amigue de Yumana, después me encontré con Aby, Angela, Paulina, Juan, Carmen y Erick, también amig@s de Yumana. Después fueron llegando usuari@s de la institución: Demian, Adrián, Samuel, Roberto, Alessandra, Gama, Bony, Grecia, Mina, Luis, Ary, Arséne y Daniela.

 Me sentí muy feliz de ver a nuestr@s usuari@s, que son l@s dueñ@s de mi corazón y por lo que me esfuerzo cada día en hacer las cosas bien, para alcanzar a más y más personas: niños, niñas, adolescentes y jóvenes LGBT+ y esto no es un “chantaje maternal”, es la realidad de cómo lo vivo y hago todo lo posible por ver esas caras tranquilas, seguras y felices.

 Comencé intercambiando stickers a cambio de compartir la página de Yumana, pude ver la alegría y el compañerismo en grupos de adolescentes que fueron a participar en la marcha. Venían con atuendos creativos y muy diversos como sus almas, para mi fue un desfile de autenticidad y libertad.

Los impedimentos:

 Llegó la hora de repartir abrazos y me costó mucho soltarme, aunque sea trillado, tenía sentimientos encontrados y me costó iniciar porque no quería verme como la “doña que se siente superior y arropa al herido”. Me costó también el no aparentar ser protagonista en una marcha que no es mía, ya que los derechos que se exigen yo sí los tengo. También me costó iniciar con abrazos ya que era consciente de que no podía abrazar a todas las personas que quizá necesitaran un abrazo lleno de amor maternal. Adrián, un usuario al que le tengo un cariño muy especial me dijo en tono de broma: —¿por qué no vas a terapia?... ¡Me encantó! 

Caso resuelto:

 Una de mis intenciones al crear Yumana era justo esa, estar cerca de quien —por razones ajenas a él, ella o elle— se siente sol@, qué mejor momento de dar un abrazo a quien lo quiera o necesite. Fue una experiencia maravillosa, ya que los abrazos fueron muchas veces para agradecerme, otras veces algunas personitas no se acercaban y solo veían a la distancia. Entonces yo me acercaba con los brazos abiertos y se dibujaba en sus caras una gran, sincera y maravillosa sonrisa. Otras personas se conmovieron y sentí en mis brazos su dolor, su soledad y su frustración. Una tristeza profunda por no ser aceptad@s por su madre o padre. Así que aprovecho para decirte padre o madre: si te enteras o intuyes que tu hij@ es de diversidad sexual o de género, abrázale, bésale y que se sienta segur@ de tu amor por muy aterrad@ que estés. No sabes el dolor que vi en sus caras, una gran necesidad de sus familias.

Niño, niña, adolescente o joven LGBT+ yo tengo un abrazo para ti: profundo y muy respetuoso.

 En cuanto al protagonismo, pudiera pasar que una persona aliada de la comunidad LGBT+ por adrenalina, por intensidad o por otras razones personales (no siempre positivas), quiera apoyar a la comunidad a capa y espada, pero hay una línea delgada entre eso y pretender el protagonismo. La lucha es por los derechos de las personas LGBT+ y cada ser humano es protagonista de su historia, nosotr@s l@s aliad@s que apoyamos con el alma debemos estar un paso atrás, respaldando, impulsando y sosteniendo si fuera necesario. Pero no protagonizando.

 Me resultaba frustrante poder abrazar a tan poc@s, ¡si yo les quisiera abrazar a tod@s! pero al abrazar a cada persona como un ser único, especial y con toda la dignidad humana, fui dejando de lado esta frustración y disfrutando de cada ser humano que se acercó a mi y a quien esperó a que yo le viera y palpar mi aceptación. ¡ACEPTACIÓN total! Yo abracé con todo mi corazón, con todo lo que tengo bueno y malo, les vi a los ojos, les acaricié la cara y tomé sus manos ¡un abrazo de mamá!

 Así que me paralicé un rato, luego cómoda y discretamente empecé a hacer lo que considero mi vocación: abrazar a las personas y a las almas. Esto fue lo más relevante de la marcha para mí, gracias por permitirme tocar su corazón.

 Iniciando la marcha veía a Gama con su hermana marchando tan orgullosas y tan hermosas, ellas sostuvieron la pancarta de Yumana. Ver a Gama feliz, bailando, siendo libre, sintiéndose acompañada, cuidada y respetada. Fue un regalo para mí.

 Otro regalo de la marcha fue ver a Bony con su madre, abuela, hermana y la pareja de su madre marchando en familia, junt@s y unid@s. Fue maravilloso verl@s felices.

 L@s usuari@s más grandes iban, venían, hacían base en el contingente de Yumana y como herman@s mayores estaban al pendiente de todo, ¡les amo!

 Mi plan no era marchar, más bien era apoyar desde la banqueta, pero me dejé llevar y me sentí más cómoda marchando. Yo soy heterosexual y cisgénero sin embargo nadie me sacó, nadie me miró mal, nadie me discriminó, ¡al contrario!

 Yo me sentí feliz en la marcha, tranquila en un ambiente de hermandad y respeto, ¡se sintió tan buena vibra! La gente desde la banqueta, desde la oruga o desde los puentes aplaudía o daba ánimos. Parejas adultas daban testimonio de su amor, familias enteras apoyando.

 Casualmente pasamos por la calle libertad y así me sentí, soy mujer, soy adulta, soy hetero, soy cisgénero y era una más de esas almas libres, valientes y resistentes.

 Mi corazón, mi trabajo, mi respeto y admiración por todas las personas LGBT+ que, a pesar de tanto dolor, soledad, discriminación, negación, miedo y tantas otras cosas, luchan con toda dignidad por sus derechos.

Soy una orgullosa, determinada y feliz aliada de la comunidad LGBT+.

 
¡Con mucho amor!

Mayra Bórquez