¿Cómo detecté algo fuera de la heteronorma?

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 Desde mis primeros recuerdos nunca he sentido que “encajo” en un mundo masculino, de hombría y virilidad. Estos constructos sociales que estereotipan en qué nos debe gustar, con qué debemos jugar, qué ropa tenemos que usar y cómo tenemos que actuar. Si tu sexo biológico es masculino, probablemente te escogerán juguetes bélicos o deportivos, tu ropa tendrá colores oscuros y tu forma de hablar y caminar debe ser desaliñada, con lenguaje coloquial y movimientos bruscos.

            El Consejo Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación nos dice que:

la heteronormatividad es la expectativa, creencia o estereotipo de que todas las personas son,  o deben ser, heterosexuales, o de que esta condición es la única natural, normal o aceptable;   esto es, que solamente la atracción erótica afectiva heterosexual y las personas  heterosexuales, o que sean percibidas como tales, viven una sexualidad válida éticamente, o legítima, social y culturalmente. (CONAPRED,2016)

 La heteronormatividad nos marca un patrón de cómo debe ser una persona heterosexual y cuando vemos un rastro de feminidad en algún hombre o de masculinidad en una mujer, asociamos inmediatamente la idea de que es homosexual, como si la orientación sexual y la expresión de género fueran uno mismo. 

 El rechazo y discriminación que vivimos cuando salimos de esa heteronormatividad nos acompaña diariamente en cualquier entorno en el que socializamos. Muchas personas nos comprenderán y aceptarán, pero serás objeto de burla y rechazo por otras.

 Cuando era niño, sentía que encajaba más en entornos femeninos, incluso mis amistades siempre han sido mujeres y es que, he recibido más aceptación y empatía de su parte. Al socializar más con mujeres y tratar de encajar en ese círculo social, comencé a tener más afinidad con cosas que socialmente “pertenecen a las mujeres” y eso ha construido mi identidad y expresión de género. Actualmente puedo vestir con prendas que socialmente pertenecen a las mujeres, usar maquillaje y expresar mi feminidad de la forma que quiero, pero esto no siempre ha sido fácil pues tuve que pasar por muchos procesos de aceptación, autoestima y seguridad.

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 De pequeño prefería jugar con muñecas y ponerme vestidos antes que jugar futbol o tener autos y muñecos de acción. Evidentemente lo anterior no se traduce a que eso definió mi orientación sexual, pues cualquier niño puede jugar con muñecas y usar vestidos sin que necesariamente sea gay.

 Las personas cercanas a mi suponían que “sería gay” por hacer este tipo de cosas, como si los juguetes, la ropa o tu forma de ser definiera tu orientación sexual y como si esta orientación sexual vaya a presentarse solo en mi vida adulta, pues quien es gay lo es toda su vida, por lo que asumir que alguien “va a ser gay” es incorrecto.

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 Para mi papá fue más difícil aceptar que prefiriera jugar con muñecas e intentó que dejara de hacerlo, pero yo continuaba jugando a escondidas con mi hermana o mi prima. Tuvo que aceptarlo en algún momento, pues actualmente jamás cuestiona o rechaza mi feminidad. Además, el socializar principalmente con mujeres me ayudó a tener más empatía con el problema del machismo y la misoginia que vivían día con día y eso contribuyó a que cuestionara mis privilegios y comenzara un proceso de deconstrucción que jamás termina.

 Creo que debemos de dejar de fomentar prejuicios y estereotipos que nos dañan como sociedad, dejemos de asociar la idea de que ser mujer es algo negativo, no usemos más frases como: “pegas como niña” o “corres como niña” pues ser mujer no es sinónimo de debilidad. Vivamos nuestra expresión sexual o de género de la forma que nosotrxs elijamos sin etiquetar o asumir que son homosexuales.

 La plumofobia (rechazo o aversión por la feminidad masculina por parte de un gay hacia otro gay) es un concepto real y quienes hemos salido de esa heteronorma convivimos con ese rechazo constantemente y puede ser más doloroso porque quien te discrimina es tu propio colectivo.

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 Seamos personas libres y empáticas, cuestionemos nuestros privilegios y no emitamos juicios que puedan dañar o lastimar a alguien más.


Criss Macías Flores