Esto es un poco de mi

1jpg

 Descubrí mi orientación sexual desde que era niño, alrededor de los 4 años de edad al jugar con un vecinito dos años mayor que yo, que jugábamos a las escondidas para hacernos caricias.

 Cuando decidí salir del clóset, recibí tolerancia por parte de mi madre y mi hermano mayor, más no por el resto de mi familia, fue todo un reto tanto en lo familiar como en el ámbito social. Aunque me sentía muy arropado por el cariño de mi madre y en los demás ámbitos sociales es difícil permanecer un 100% cómodo y seguro. Estaba harto de vivir una doble vida, mostrarle a la sociedad el hombre heterosexual que no era, así que me la jugué y aquí sigo brindándole una proyección a mi vida social como un hombre abiertamente homosexual.

 Al entrar a la secundaria tuve que reprimir mis sentimientos, puesto que no era muy obvio pero dos de mis compañeros sí, ellos sufrían de rechazo, burlas y discriminación.
Cuando me incorporé al ámbito laboral, mis miedos eran los que todo hombre homosexual tiene, el vivir con la incertidumbre de cómo me tratarán mis compañeros, aunque la mayoría de las veces quienes discriminaban eran los jefes inmediatos.

 Como todo, he tenido experiencias buenas y experiencias malas, pero, aunque en la actualidad las cosas van cambiando poco a poco, no era lo mismo hace 25 años. Cuando la vida te orilla a enrolarte en el ámbito laboral apenas cumpliendo tu mayoría de edad.


2jpg

 El proceso de aceptación en mi familia, ha mejorado pero fue hasta mis 36 años que tuve mayor aceptación con mi matrimonio civil.
Recibí en dos ocasiones las mal llamadas: “terapias de conversión” una fue en una iglesia católica y otra en una iglesia evangélica, ambas fueron experiencias de mucha confusión, es tanta “terapia” y el bombardeo de violencia psicológica que uno comienza a creer que tienen razón. Fue un corto tiempo que en realidad no me afectó a futuro, ya que yo ya era una persona psicológicamente madura, pero de haber sido a una edad temprana, no me quiero ni imaginar las consecuencias que hubieran tenido sobre mi vida. He recibido atención psicológica en un par de ocasiones y la experiencia fue totalmente opuesta, muy positiva, de autoconocimiento y aceptación total.

 Actualmente tengo pareja y mi experiencia más importante es ser el cómplice de todas nuestras aventuras, ser un buen amigo, esposo y un buen amante. Durante mucho tiempo, alrededor de 13 años, fingimos ser hermanos ante una sociedad conservadora, pero al casarnos, afrontamos muchos retos tanto familiares, sociales y legales. Pero sin duda he tenido muchos momentos hermosos en mi vida, como mi madurez sexual, el tener dos hermosos hijos y el conocer a quien ahora es mi esposo.

 En cuanto al momento más difícil de mi vida, ha sido el ser víctima del crimen organizado y tener que migrar a otro país, dejar parte de mi familia, cultura, gastronomía y a la gente que tanto admiro y respeto justo en el momento en que mi vida como activista social comenzaba a tomar forma.

 Si pudiera reclamar algo a las personas heterosexuales y cisgénero que se atreven a discriminar, me gustaría decir que les falta empatía, que no sufran por el gusto ajeno.

3jpg

 A un niño o adolescente LGBTTTIQA+ le aconsejaría que se documenten en el tema para expresar sus sentimientos a sus padres, ya que, si ellos no conocen sobre el tema, instruirlos ayudará a crear empatía y ser comprendidos y de este modo solidarizarse con sus hijos y enfrentar juntos los siguientes retos de la vida.

Creo que es muy importante el hablar de sexualidad desde niños porque uno a temprana edad debe estar preparado en un tema que para la sociedad es tabú. Para mí fue fácil aceptar mi sexualidad, pero para la demás gente no. Aunque los prejuicios me afectan y más los que tienen su origen en la religión porque son los que más emiten los grupos conservadores, empezando desde tu propia familia.

 

Raúl Ruíz Valtierra