La historia de una chica bisexual

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 Hoy voy a contarles un poquito de mi experiencia siendo bisexual. Muchas personas me preguntan ¿desde cuándo eres bisexual? Y pues creo que la respuesta correcta a esta pregunta es que siempre lo he sido. Ahora, si bien lo que quieren saber es en qué momento me di cuenta de que lo era, tendríamos que regresar a mi época escolar.

 Para entrar un poquito en contexto les cuento que el kínder y la mitad de la primaria los pasé en una escuela católica, entonces, yo no tenía conocimientos con relación a la comunidad LGBTTTIQA+, lo más que había visto o escuchado al respecto era sobre parejas gays o algunos chistes o comentarios homofóbicos y obvio tenía la idea de que la homosexualidad era algo “malo”.

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 Yo tenía 10 años cuando me enamoré por primera vez de una chica, me habían cambiado de escuela y cuando llegué comencé a acercarme a una niña, nos hicimos amigas y con el pasar del tiempo, sin querer, desarrollé sentimientos más allá de la amistad. Fue muy difícil darme cuenta de lo que sentía, el miedo se apoderó de mí, por mi mente solo pasaba la idea de que eso estaba mal y que yo no quería ni podía ser lesbiana (así es, en ese entonces creí que era lesbiana). No quería contarles a mis papás porque creía que me regañarían o se avergonzarían de mí y mucho menos a ella porque seguro pensaría que yo era rara, me rechazaría y me dejaría de hablar, así que la mejor idea que pasó por mi mente fue hacer como si nada estuviera pasando. Aunque para mí era muy difícil, me sentía muy confundida y sola, no entendía por qué me pasaba eso a mí.

 Tiempo antes de terminar el ciclo escolar ella se despidió de mí, me contó que se iría a otra ciudad con su mamá y su hermana, me sentí muy triste y aunque tuve muchas ganas de decirle lo que sentía, no me atreví. Sin ella en la escuela creí que ya todo iría mejor, era más fácil ignorar lo que había pasado, así que me concentré en la escuela, tenía un excelente promedio, y también en algo que me hacía muy feliz: la música. Tomaba clases de canto y era parte de un pequeño coro. Estar ahí me ayudaba mucho a estar tranquila y feliz, aunque fuera unas horas, siempre diré que la música me ha salvado muchas veces. Justo en ese coro a los 12 años conocí a un chico que me comenzó a gustar y ¡oh, Dios! confusión nuevamente. No entendía qué estaba pasando conmigo, pero preferí creer que me había “curado” y que probablemente 2 años antes solo me había confundido y solo era un cariño de amigas demasiado grande, aunque en el fondo sabía perfectamente que no era así. 

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Podría decir que la secundaria ha sido la peor etapa de mi vida, aunque a pesar de eso sería ahí donde encontraría muchas respuestas. Comencé a darme cuenta que, así como había chicos que se me hacían lindos o guapos, también había cosas de algunas chicas que me parecían atractivas, pero no entendía el porqué. Tenía tantas dudas, no entendía qué me pasaba y sentía tantas ganas de contarle a alguien, pero por desgracia yo era víctima de bullying en la escuela. Esto inició en primer año de secundaria, las razones sinceramente aun las desconozco, tal vez yo era la presa perfecta porque siempre he sido pequeña, extremadamente sensible, tímida y callada. Mis compañerxs me hacían comentarios hirientes, se burlaban de mí e incluso llegué a recibir empujones. Por obvias razones sentía que contarle a alguien lo que estaba sintiendo era prácticamente darles más motivos para que me molestaran.

 Me sentía terriblemente sola, fea, tonta, confundida y aterrada. El no saber qué sucedía con mi orientación sexual, el bullying, el abuso sexual que recibí por parte de alguien cercano y otros acontecimientos muy difíciles que estaba viviendo, hicieron que por primera vez pasara por mi mente la idea de quitarme la vida. Mis calificaciones comenzaron a bajar, dejé el coro y todo lo relacionado con la música como forma de castigarme porque sentía que todo lo malo que me sucedía era por ser como yo era, que quizá era castigo divino o algo así. 


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 No hacía otra cosa más que cuestionarme a diario el porqué ¿por qué yo no podía ser “normal”? Entre todo esto, llegó a mi vida una luz. A la secundaria se integró un grupo de atención psicológica, nos daban pláticas para prevenir el suicidio, adicciones, etc. y había la opción de que pudieras salir a una sesión personal con alguna de ellas. Con mucho miedo me animé a hablar con una de las chicas y fue ahí cuando descubrí el término bisexual por primera vez y me enteré de que no era la única, que había más personas como yo y comencé a sentirme menos sola, ahora sentía que encajaba con algo.

Me costó mucho tiempo y terapia aceptarme por completo, fue un proceso de autoconocimiento y sanación bastante difícil. El poder sentirme bien siendo quien era y sobre todo entender que otras cosas que habían sucedido no fueron mi culpa, ni estaban relacionadas a quien yo era, tomó un tiempo, pero poco a poco fui entendiendo y sobre todo sintiéndome orgullosa de mí, y no les voy a mentir, aún hoy en día sigo trabajando en muchas cuestiones como aceptar mi físico y superar algunos otros miedos, pero pasito a pasito se va avanzando. Ya había aceptado y descubierto mucho acerca de mi orientación sexual, el siguiente paso era poder contarle a alguien más, a lo que suelen llamarle “salir del clóset”.  

 Lastimosamente no salió todo bien, ahora me iba a enfrentar a muchos prejuicios y rechazo desde comentarios como: “¿a cuál de tus amigas te tirarías?, “para ti ha de ser más fácil encontrar pareja”, “ah, o sea que tú le das a lo que se mueva”, “oh, saliste bicuriosa”, “a ver si es cierto, bésate con ella”, “no te vayas a enamorar de mí, eh” o “si no sales con un hombre y una mujer a la vez no cuenta”, hasta el hecho de que algunas amigas me dejaran de hablar al saber que yo era bisexual y pensar que yo tendría otras intenciones con ellas.

 Mi vida amorosa no ha sido para nada fácil, he tenido más parejas hombres que mujeres, razón por la cual algunxs me han dicho que seguro soy hetero, muchxs que no han conocido a mis exparejas mujeres se creen con el derecho de cuestionar si realmente soy bi, porque si ellxs no ven no creen, como si tuviera que andar por la vida haciendo méritos ante lxs demás para ser merecedora de proclamarse bisexual. He tenido que soportar que me digan que seguro es por “moda“ o por creerme única y diferente, gente que cree que esta es solo una etapa de experimentación para definir tu “verdadera” orientación sexual, entre más cosas, pero eso no ha sido lo más complicado. Dentro de varias de mis relaciones con hombres he sido violentada a causa de mi orientación sexual. Los prejuicios y las actitudes machistas por desgracia han sido parte de varias de mis relaciones amorosas con hombres.  


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 En general ser mujer es sumamente difícil en una sociedad machista, ahora súmenle todo lo que implica ser miembro de la comunidad LGBTTTIQA+ que aún hoy en día sigue siendo violentada y siendo víctima de rechazo, odio y discriminación. He tenido muchas malas experiencias en mis relaciones con hombres, donde recibí propuestas para hacer tríos porque asumieron que por ser bi esa era mi más grande fantasía. Toleré que me apartaran por completo de mi círculo social porque “es más fácil que una bisexual sea infiel, ya que puede poner el cuerno tanto con hombre como con mujer”, que me hicieran sentir que no tenía derecho a molestarme porque sexualizaban a otra mujer y me dijeran “ay, a ti también te gustó, ni te hagas también la viste" aunque no fuera cierto. Que me dijeran que le propusiera a alguna de mis amigas que tuviera un trío con nosotrxs o me hicieran comentarios como “¿a quien te gustaría que nos ligáramos de nuestras amigas en común?” y no tuviera derecho decir que a ninguna o a sentirme incómoda porque me hablaran de otras mujeres o quisieran que yo viera de forma sexual a todas las chicas que me rodean porque eso era ser “ hipócrita” o me salieran con el “¿no que eras bi?”, entre muchos otros comentarios horribles. 

 Todo esto llegó a afectar muchísimo mi seguridad, mi autoestima y aunque parezca difícil muchos de estos comentarios han sido más recientes de lo que creen, es muy difícil darte cuenta de que estás siendo violentada porque tenemos la violencia tan normalizada que a veces te das cuenta hasta mucho después.

 Suena bastante triste el no poder sentirte libre de ser quién eres por miedo a ser juzgadx, el vivir en una sociedad que te implanta la errónea idea de que otrxs tienen derecho a humillarte o violentarte, porque ese es el precio de no ser a lo que muchos llaman “normal”. Ir por la vida “comprando" el derecho a vivir tu sexualidad libremente y que la moneda de cambio sea tu dignidad y tu autoestima. Suena bastante triste y es más triste aun saber que esto es parte de la realidad de muchxs. Se llevan años de lucha para que esto deje de ser así, una lucha a la cual todxs podemos aportar un poquito, intentando concientizar e informar a nuestro círculo.


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 Este no ha sido un camino fácil, pero ¿saben? aún con toda esta bola de tragedias he tenido la fortuna de encontrar a personas increíbles, a amigas maravillosas, he formado amistades con las cuales llevo años, he aprendido demasiado sobre mí, hace algunos años me reencontré con la música y he tenido experiencias amorosas muy lindas también.

 Quiero cerrar diciéndoles que, si ustedes están pasando por un proceso difícil debido a su orientación sexual o identidad de género, busquen ayuda, no tienen que atravesar por eso solxs, no saben lo mucho que ayuda tomar terapia psicológica o por lo menos acercarte con alguien que te dé apoyo emocional y cariño. Sé que a veces es difícil ver la luz, pero por favor si sientes que no puedes y no sabes qué más hacer te invito a que te acerques a Yumana o cualquier otra institución o amigx para que puedan orientarte, pero sobre todo acompañarte.

 
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Nunca olviden lo valiosxs que son y quiero que les quede bien claro que nadie, absolutamente nadie tiene derecho a violentarte física o emocionalmente por ninguna razón. Cuídense, quiéranse y si lo necesitan busquen ayuda.

 

Arisbet Silva