Sobre la asexualidad: ahora sé que soy A de asexualidad

 Constantemente me cuestionaba sobre mi orientación sexual, no entendía el sentir que experimentaba/experimento con las demás personas. Toda mi adolescencia consistió en, tal cual: confusión. Sí, yo estaba confundido. Lo estaba y ahora ya no; me atrevo a decir esto porque no entendía nada y nadie me explicaba nada, no tenía conocimiento del tema sexual, que es parte intrínseca de la humanidad: la sexualidad simplemente.

 La asexualidad, desde mi perspectiva y experiencia personal consiste en no desear relaciones sexuales ni sexoafectivas. Personalmente no deseo involucrarme en el coito ni demás contacto sexual; al igual que muy personalmente tampoco en relaciones simplemente afectivas; en este sentido puedo considerarme no romántico. Por otro lado, la asexualidad corresponde a un espectro, como lo es la misma sexualidad en sí; no hay una sola forma de vivirla y se sigue aprendiendo de ella, así como de una/o misma/o.

 Actualmente sigo aprendiendo de mi propia sexualidad porque por mucho tiempo carecí de conocimiento y orientación en este ámbito. No fue hasta que ingresé a la licenciatura a los 20 años cuando empecé a conocer más sobre el tema LGBT+, el feminismo y los estudios de género ampliamente. Fue hasta este punto de la vida cuando me cuestioné la sexualidad y pude usar una etiqueta que me ayudó a visibilizar mi orientación.

 En el entendido que la sexualidad es un espectro, igualmente me considero una persona bisexual. Debo de aclarar que efectivamente siento una atracción sexual efímera hacia hombres y mujeres, pero no es de una forma intensa ni duradera. Simplemente veo reflejados mis gustos estéticos y de apreciación que no se materializan en un deseo urgente por iniciar relaciones de pareja.

 Viví una etapa muy difícil durante los años de primaria y secundaria, no sabía cómo catalogarme, por una parte me sentía homosexual, pero al mismo tiempo me sentía heterosexual, pero al momento de imaginar acercarme a otra persona para cuestionarle empezar una relación o tan solo expresarle mi gusto hacia ella no lo podía concretar y honestamente no sentía hacerlo, no hallaba mayor motivación, porque al cabo de un tiempo ese gusto o esa atracción se esfumaba y no tenía mayor peso en mi mente y mis sentires.

 Como ya dije, sigo aprendiendo sobre este tema, sobre la vida siendo una persona asexual. Cabe recordar que nuestra orientación sexual, así como la identidad y expresión de género no es nuestra integridad humana; es parte de ella, pero nuestra persona no se reduce a sólo eso. Mando mucha fuerza para el autoconocimiento y la aceptación de nuestra realidad disidente, para que podamos conocernos y reconocernos, que nos fortalezcamos mutuamente y logremos mayor visibilización, independientemente de la letra con la que nos identifiquemos o no. Que sigamos aprendiendo en conjunto lo que somos.

Xelit Tekwitsilin